“Kermés que tiene todas estas ideas relacionadas con el juego, con lo popular, con el no acartonamiento, me pareció maravilloso. Porque uno de los problemas que tenemos con la literatura es que no terminamos de aceptar, como sociedad, que la literatura es una fiesta. Que es para disfrutar, compartir y aprender. Pero no aprender cómo se lo puede hacer en una enciclopedia, sino para aprender de la vida, acerca de las experiencias de la vida. Nos ofrece algo así como un viaje hacia un lugar desconocido que aparece solo cuando estamos leyendo. Eso lo estamos viviendo, nos ponemos en los zapatos de los personajes y nuestra vida se ensancha, nuestra conciencia se amplía, nuestra capacidad de comprender crece. Y todo eso en una fiesta”.
Adela Basch – Apertura de Kermés Literaria 2017.