20 años de existencia del movimiento Fe y Alegría en Argentina

 

El movimiento educativo tiene sede en distintos países del mundo. En Salta se creó en la escuela Fe y Alegría de barrio Solidaridad.

La ministra de Educación, Ciencia y Tecnología, Analía Berruezo, participó de los festejos por los 20 años de existencia del movimiento educativo Fe y Alegría en Argentina, que tuvo lugar esta mañana en plaza 9 de Julio de la Capital salteña.

En Salta, sigue esta línea la escuela Fe y Alegría de barrio solidaridad, creada en 1999, aunque hace 20 años se creó el primer centro educativo en Chaco y desde allí se continuaron abriendo establecimientos en Corrientes, Buenos Aires y Jujuy.

En su discurso, la ministra Berruezo felicitó a la comunidad educativa por el compromiso asumido en la concreción de proyectos pedagógicos y la enseñanza de valores humanos.

La institución trabaja para los niveles inicial, primario y secundario y cuenta con una matrícula de 1.500 alumnos. Trabaja con proyectos de lecto- escritura, en el primer ciclo, educación para el trabajo en secundaria y becas universitarias.

Los alumnos presentaron en la plaza una muestra de proyectos institucionales.

Participaron del encuentro, la vicedirectora del establecimiento, Adriana Gómez, alumnos y docentes de la escuela.

Cabe mencionar que con anterioridad, la ministra Analía Berruezo participó del 10º aniversario de la escuela Juan José Valle de barrio Libertad.

Fundado en Venezuela por José M. Vélaz

El movimiento educativo Fe y Alegría nació en 1960 en Venezuela y también existe en otros países latinoamericanos y del mundo.

José M Vélaz, Chileno de nacimiento y de familia española, siendo pequeño tuvo que partir con su madre a la península y allí su formación estuvo ligada a los colegios de la Compañía de Jesús.

En su juventud, luego de algunos años en la universidad, optaría por hacerse miembro de dicha Congregación religiosa y desde entonces, al igual que el fundador de la orden (San Ignacio de Loyola), se haría un peregrino y constructor de esperanza. En 1946 fue destinado a Venezuela, cuando contaba con 36 años de vida y 18 de jesuita.

La realidad latinoamericana muy pronto marcaría un nuevo itinerario en su misión. El contacto con la pobreza y las escandalosas condiciones de marginación y exclusión de las mayorías del país lo interpelarían de manera definitiva. Cuando trabajaba en el Colegio San José de Mérida comenzó a realizar los primeros experimentos, que finalmente apuntarían a la conformación de una red de escuelas en las periferias de las ciudades y en el área rural. Sería en 1960 cuando esa red fue bautizada con el nombre de “Fe y Alegría”.

 

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